¡Ahora recuerdo de lo que soy capaz!… Bravo, ése es un gran paso cuando estás en un proceso de trabajo personal, mas allá del tema puntual que estés abordando, recordar que todos los recursos que necesitas están en ti, es tener el camino muy avanzado.
Como coach y tutora estudiantil, cada vez que una persona me dice esto, puedo observar que no solo lo dice con sus palabras, no es solo la frase maestra “Ahora recuerdo de lo que soy capaz”, también lo manifiesta con su corporalidad e incluso con su energía. Desde el aspecto físico, puede aparecer una sonrisa, ese tipo de sonrisa medio avergonzada por algo que ahora parece tan obvio, una mirada tímida que limita con la incredulidad, porque a veces cuesta reconocer que lo tenemos todo y que solo debemos re conectar con esos recursos y aprender a administrarlos para obtener los resultados deseados, y también hay un espacio energético muy profundo al momento de ser consciente del recuerdo, ese recuerdo que abre posibilidades, que entrega la tranquilidad de saber que está en nuestras manos y que siempre lo estuvo.
Y ¿cómo conectar con los propios recursos?
Cuando hablamos de recursos en PNL, nos referimos a las habilidades, los dones, las potencialidades, fortalezas, etc, imaginemos una caja de herramientas que siempre hemos tenido en nuestro poder y de la cual hemos sacado más de alguna vez lo que necesitamos para lidiar con diferentes situaciones de la vida.
Lo que hacemos es rescatar estos recursos, ir a buscarlos a nuestras experiencias pasadas para aplicarlos en una situación presente o futura.
Y ¿qué pasa si no creo tener todos los recursos que necesito?
Una de las presuposiciones de la Programación Neurolingüística es que las personas ya tenemos todos los recursos que necesitamos o podemos crearlos. ¡Exacto!! Si por algún motivo no sabemos conectar con los recursos, podemos tomarlos de otras personas, imitar, sacar un modelo y usarlo para sumarlo a los propios.
¿Probemos?
Haremos un breve ejercicio para comprender de mejor manera todo esto:
UNO: Cierra tus ojos, relájate y conéctate con tu respiración.
DOS: Ahora recuerda algún momento de tu vida en el que hayas logrado algo muy importante para ti, puede ser algún recuerdo reciente o más antiguo, tú decides.
TRES: Visualiza el momento como si fuera en tiempo presente.
CUATRO: Observa cómo te sientes en ese momento. Fíjate en la expresión de tu rostro. Fíjate en tus movimientos, en el tono de tu voz si es que estas hablando. Observa de qué tamaño es la situación en la que estás y de qué tamaño eres tu respecto del resto. Fíjate en el color del recuerdo, sus matices. ¿Hay alguna música de fondo? ¿Cómo te sientes respecto de tu peso corporal? ¿Qué temperatura ambiente hay en ese recuerdo? ¿Qué palabras usas en este momento en el que estás logrando esto tan importante para ti? ¿Cuál es tu diálogo interno? ¿Qué otras emociones sientes? ¿Qué nombre le pondrías a este recurso?.
CINCO: Lentamente, abre tus ojos y vuelve al momento presente. Respira…
Acabas de dar un paseo por tu caja de herramientas y tomar un recurso muy positivo, si te sientes alegre, si estás sonriendo o te sientes más liviano/a entonces hiciste un buen trabajo.
Es importante que sepas que éstas técnicas se realizan en el contexto de un proceso de trabajo personal para lograr un estado deseado y este ejercicio es una pequeña muestra del poder que tienes para conectar con tus potencialidades y fortalezas.
Nunca olvides que tienes todos los recursos que necesitas para lograr tus objetivos.